Si algo hemos podido saber, es que creer en la realidad, es meramente una fantasía. Hemos expuesto que esto que conocemos como “verdad”, recae en la experimentación de una serie inverosímil de variables subyacentes al medio en el que vivimos, por lo tanto, no existe un control, ni una forma lógica en que los acontecimientos que observamos diariamente.

Ahora bien, en yuxtaposición y a su vez, espejo a este acontecimiento, podemos tomar la fantasía como una opción u oposición posible para el pensamiento humano.

Desde que comencé mis estudios de comprensión hacía la mente he notado lo siguiente, el actuar humano es puramente instintivo, moldeable y por demás infantil, tan así que al momento de volverse diferente a la corriente, lógico, es reprimido y limitado a un molde establecido.

Si alguna vez ha leído El Principito, puede evocar lo que sintió con el famoso dibujo en el prólogo, la serpiente que devoró al elefante, si no es así, por favor lea este libro mínimo tres veces en su vida.

¿Qué podemos obtener de esto?

Desde el momento de nacer, se nos plantea una ideología a seguir, se nos marca un tiempo, un sí, un no, un Dios, un correcto, lo amoral, costumbres, lo normal.

El arte se nos delimita a ciertos objetos, nos ponen a ver tanto, que dejamos de observar el mundo, dejamos de escuchar el silencio de la vida y por sobre todas las cosas, dejamos de sentir lo imposible de nuestras capacidades.

¿Qué es el humano?, día con día parece encaminarse en un vacío espiritual y emocional, donde el creativo es un resentido y el vulgar es premiado, pero a su vez, presenta casos de extraordinaria fe hacía la evolución, ¿Cómo es posible que se presente una involución evolutiva?

Recordemos las famosas palabras del Gato de Cheshire en Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, “Aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Y tú estás loca”.

Recaer en la realidad es simplemente un caso de locura extrema, estudiar lo étero requiere enfocarse en lo tangible en todo sentido.

… tal vez todo lo que necesitamos, es simplemente como esquizofrénicos, creando nuestra realidad en todo momento, decidiendo nuestra realidad, pero siempre, decidiendo por nuestra propia cuenta.