Muchas veces la vida tiene formas de recordarte a ella misma, mientras uno sigue con sus preocupaciones y alteraciones, pensando en soluciones, buscando culpables o la forma fácil de salir.

Hace años lo aprendí sufriendo un accidente que me rasgo mi vida para siempre, renací después de un accidente de romper mi cadera y lastimar mi fémur, tuve que aprender las funciones más básicas como caminar o ir al baño por mi cuenta, hasta las más complicadas como saber que mi vida no sería detenida jamás por un hueso, no permitir que las miradas externas me afectarán internamente.

Me podrían decir lisiado, pero la verdad me digo afortunado, porque aprendí que la vida es más que el andar, que el pasar los días, la vida nos hace aprender a la buena o a la mala, y tuve la suerte de tener un recordatorio continuo de que estamos aquí bajo un propósito.

Recientemente, fui informado de una nueva operación que tengo que pasar, grave, menor, sea cual sea el caso, el recordar el tiempo que perdería, la impotencia de ser completamente dependiente, me aterroriza por completo, me hace sentirme en curso caótico que debo de pasar para lograr llegar a un nuevo bosque donde debo reaprender a sobrevivir.

El pensamiento me era continuó hasta hace menos de una hora.

Mientras manejaba hacía mi hogar después del trabajo, tuve el dolor de ver algo que me dejo completamente frenado en mi camino. Alguien atropello a un perro y este, con llanto, orines y sufrimiento, tuvo que arrastrarse a la banqueta, con la única ayuda de un mecánico y su escoba.

No pude hacer otra cosa más que quitarme mi saco y cargarlo hacía mi carro, después de intentos de mordidas y ayuda de un extraño, él por fin estuvo en mi asiento trasero, completamente asustado, pero aceptando caricias de mi parte, parecía sonreír hacía ello.

En la veterinaria me informaron que tenía una fractura en la cadera y fémur, que podría tal vez no quedar igual, pero con el cuidado suficiente podría, inclusive, llevar una vida feliz.

Todo depende de las primeras horas después del accidente y de la actitud del accidentado.

Ahora mismo está en tratamiento, tal vez no tendrá hogar, tal vez debamos dormirlo, pero quiero que él tenga las mismas comodidades que yo tuve, que no olvide nunca que aún con las contrariedades, el dolor, el llanto y el sentirse completamente inútiles, aún es posible tomar las cosas con actitud positiva, con esperanza.

Después de años de estudiar filosofía y teología, encuentro a mi guía espiritual en un perro.

Gracias por haberme hecho aprender una vez más vida.

Que venga la que tenga que venir, estoy dispuesto a vivirlo.

Pd. A veces las decisiones que tomamos son dificiles... pero necesarias.

Fuiste muy importante para mi en el tiempo que te conocí.

En verdad.